La pandemia ha transformado nuestras rutinas y las costumbres más arraigadas. Estos cambios también han llegado al fin de curso en los centros educativos: ya no hay fiestas donde se juntan alumn@s, profesor@s, padres y madres; pero se mantiene la costumbre de entregar un detalle al docente como muestra de agradecimiento por el esfuerzo, cariño y atención prestados durante todo el año. La tradición se da principalmente en las etapas de Infantil y primeros cursos de Primaria, y se pierde cuando empieza a haber un profesor por cada materia.
Esta tradición proviene del siglo XIX cuando los maestros tenían sueldos muy bajos y los regalos de las familias se convertían en una parte más de su salario. De ahí la frase: “Pasas más hambre que un maestro de escuela“, que todavía se usa. Entonces la situación económica de los docentes de enseñanza primaria era complicada debido a su escasa retribución y, en épocas como Navidad, igual que se daba el aguinaldo al cartero o al basurero, se les daba a los maestros.
Tras muchos años de evolución, en tiempos modernos el regalo a los profesores se había convertido en algo esencialmente material, más una obligación protocolaria de los padres que un detalle emotivo de los niños. “No era extraño oír, hace unos años, a algún padre o madre lamentarse en el café de la oficina de que el grupo del cole se había vuelto loco con tropecientos mensajes sobre el regalo del profe. Primero mensajes de tipo ‘genial’, ‘contad conmigo’, ‘yo quiero participar’. Después centenares de pantallazos de collares, bolsos y emojis de deditos hacia arriba… A lo que un padre con el corazón a mil añadía ‘en mi clase quieren regalarle un iPad’. Y entre risas maliciosas de los padres más experimentados, y suspiros de los más novatos, un consejo claro: ‘Tú silencio absoluto, que si no te toca organizar el regalo’. Todo ello generaba un sentir común mezcla de locura y frustración”, asegura Gema Alonso, madre y fundadora de LiliApp, portal para crear y compartir listas de deseos y gestionar regalos en grupo.
Afortunadamente, hace unos años tímidamente comenzó una tendencia al regalo personalizado, mucho más económico y en el que los pequeños participan. Con la pandemia, parece haberse consolidado. La idea es que realmente sea un recuerdo de ese año juntos, e incluso en ocasiones con una parte solidaria que se dona a algún proyecto vinculado con la infancia. La tendencia es regalar cosas hechas por l@s alumn@s desde unas galletas hasta una manualidad. Siempre con un abrazo y un gracias que son el mejor regalo.
Los propios docentes afirman que los regalos más especiales son aquellos en los que l@s niñ@s participan como una camiseta pintada, una tótem bag con sus nombres o un libro con fotos y dibujos que han hecho durante el curso. Además, actualmente por las medidas para frenar al Covid, son l@s alumn@s quienes entregan ese agradecimiento al docente en la confianza de la clase sin la mirada, antes indispensable, de los progenitores.
Organización y gestión
También está cambiando la forma en la que se organizan los grupos para comprar estos regalos. Emprendedores como LiliApp han pensado y desarrollado soluciones online gratuitas para mejorar, facilitar y optimizar la gestión: tomar decisiones, poner el dinero, elegir el regalo y conocer los gustos de la persona a quien se regala. La web de LiliApp facilita la vida del organizador y apuesta más por el trabajo colaborativo, facilita aportar y votar ideas para elegir qué regalar, decidir cuánto se pondrá para el regalo e incluso pagar al organizador llevando un control automático del dinero. Todo ello sin restringir ni encarecer el regalo, porque LiliApp no vende nada, sino que simplemente facilita a los usuarios el organizar mejor sus compras.
“En general, la idea de regalar gusta, pero cuando se pregunta: ‘¿Quién compra el regalo?’ … Se produce un laaargo silencio. Hasta quienes eran más activos proponiendo ideas se quedan sin palabras. La organización hecha de un modo ‘tradicional’ lleva demasiadas molestias y eso lo saben bien quienes ya se han encargado de comprar algún regalo de grupo. Cuanta más gente, más difícil gestionarlo. LiliApp propone soluciones y facilidades para organizar todo de una forma sencilla y que la ilusión vuelva también a padres y madres”, afirma Gema Alonso.
Además, si el profesor tiene una lista de deseos en LiliApp, puede consultarse para conocer un poco mejor sus gustos y adaptarse a ellos. Por ejemplo, un delantal personalizado para los cocinillas, una toalla con dibujos de los pequeños para los amante de la playa o un bolso con los nombres de todos para quienes suelen vestirlos.
Asimismo, gusta mucho descubrir que LiliApp permite donar a proyectos sociales los euros sobrantes de los regalos en grupo destinando esa cuantía a la Fundación Soñar Despierto para ayuda a niños en ambientes marginales. Para colaborar con esta Fundación solo hay que marcar la casilla de “Destinar los € sobrantes del regalo a Proyectos Sociales” cuando se crea un grupo. Según su fundadora, “¿qué mejor uso de esos euros?”.