“La cuenta atrás para cumplir la Agenda 2030 ha comenzado su recta final y, aunque aún queda un largo camino por delante, cada vez son más las empresas que incorporan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el corazón de sus estrategias”. Es el análisis que hace Inés Echevarría, fundadora de Uttopy, empresa social pionera en impulsar el microactivismo cotidiano en las organizaciones, sobre la situación actual en este terreno.
A cinco años del horizonte marcado por Naciones Unidas, el avance de la Agenda 2030 es desigual. Mientras se intensifican los impactos de la crisis climática, la desigualdad social y la pérdida de biodiversidad, también crece la desconfianza en las instituciones y aumenta el malestar colectivo. “Ante esta realidad todavía hay muchas empresas que siguen operando como si el contexto no hubiera cambiado, pero esa no es la realidad”, expone Echevarría, que ve en este nuevo contexto una oportunidad para las organizaciones dispuestas a reinventarse y adoptar prácticas responsables alineadas con los actuales retos. “Las compañías que avanzan en esta dirección no solo contribuyen a un futuro más justo y sostenible, también fortalecen su reputación, atraen talento y generan confianza entre sus clientes e inversores”.
En un nuevo escenario global, donde la presión regulatoria, reputacional y humana es cada vez más evidente, las organizaciones tienen dos caminos: ver esta transformación como una amenaza y aferrarse a estrategias de mínimos, o entenderla como una oportunidad histórica para redefinir su papel como agentes de cambio. En esta encrucijada, la cultura corporativa emerge como el verdadero catalizador.
Cultura o colapso: el cambio cultural como condición para el cambio sistémico
Si hoy la Agenda 2030 está en entredicho no es por falta de recursos tecnológicos o conocimiento técnico, sino por una cuestión más profunda: la cultura. Vivimos en una sociedad que aún arrastra una mentalidad de escasez, competitividad extrema y miedo al cambio. Un marco mental que choca frontalmente con los valores de cooperación, justicia social y sostenibilidad que promueve la Agenda 2030.
“La magnitud de los desafíos actuales —crisis climática, desigualdad, exclusión— exige un cambio cultural radical”, explica Inés Echevarría, que afirma que este cambio implica reconectar a las empresas con su propósito y a las personas con su autenticidad. “No se trata solo de reducir emisiones, sino de redefinir cómo lideramos, cómo cooperamos, cómo tomamos decisiones. La sostenibilidad no será posible sin una cultura que la sostenga”, subraya.
Cambiar da miedo, aunque el riesgo está en no cambiar
El temor al cambio es humano. “A las personas y a las empresas nos paraliza la incertidumbre, el miedo a equivocarnos, el juicio externo. Este sesgo de status quo nos lleva a mantener inercias que ya no funcionan frente a un contexto que se ha transformado por completo”, añade la emprendedora social, que explica cómo Uttopy trabaja precisamente en ese punto de fricción: acompañar a las organizaciones a transitar el cambio cultural desde dentro.
“A través de formaciones, campañas de sensibilización y planes de activación a favor de causas como la igualdad de género, la diversidad o la sostenibilidad, ayudamos a las empresas a superar las barreras psicológicas del cambio para promover culturas corporativas que compartan valores”. Inés Echevarría pone en contexto esta situación, ya que, en un momento en que la ONU urge a acelerar la implementación de la Agenda 2030, actores como Uttopy se vuelven esenciales para activar compromisos reales y sostenibles en el tejido empresarial.
Desmontando creencias: sostenibilidad y rentabilidad no están reñidas
Durante décadas ha predominado la falsa creencia de que “negocio y sostenibilidad son incompatibles”. Esta idea ha frenado inversiones estratégicas, ha justificado decisiones cortoplacistas y ha postergado una transición necesaria. Pero esta narrativa ya no se sostiene. “Un negocio insostenible es insostenible. Por definición”, afirma Echevarría. Cuando las empresas comprenden esta verdad fundamental, la sostenibilidad deja de ser una imposición externa para convertirse en una decisión coherente con su propósito, su reputación y su competitividad futura.
En esta línea, Uttopy no solo actúa como consultora o formadora, sino como una aliada en el proceso de transformación y la apuesta por un propósito, ayudando a las organizaciones a alinear su cultura con los principios de la Agenda 2030, y a activar el potencial de sus equipos para generar impacto positivo desde el día a día.
La cultura como nuevo sistema operativo
En un mundo marcado por la automatización, la digitalización y la transición energética, lo que marcará la diferencia no será la tecnología, sino el nivel de conciencia con el que lideramos. La verdadera revolución del siglo XXI no será tecnológica, será cultural.
“La cultura interna es el nuevo sistema operativo del cambio”, insiste Echevarría. Las empresas que inviertan en activar una cultura consciente, cooperativa y valiente, serán las que lideren la transformación sostenible que exige el planeta.
Aquí radica la propuesta de valor de Uttopy: impulsar el microactivismo como vía para fomentar pequeñas acciones cotidianas alineadas con grandes causas, desde la igualdad y la diversidad, hasta la justicia climática. Porque, como demuestra su experiencia, el cambio cultural no ocurre de arriba abajo ni de forma instantánea. Ocurre en cada conversación, en cada decisión, en cada hábito que se transforma.