Tantas horas de teletrabajo o trabajo en la oficina afectan a nuestro cuerpo, bien por estar encorvados con el ordenador o bien por estar mirando al móvil o usar una silla inadecuada. Más allá de la parte física, el trabajo también pasa factura a nuestra mente, ya que nos produce agotamiento, estrés, ansiedad o preocupaciones. Y ambos en conjunto, cuerpo y mente, hacen que anímicamente estemos agotados. Por ello, cogemos con tantas ganas las vacaciones, aunque muchas veces no somos conscientes de que, a pesar de no estar trabajando, no desconectamos lo suficiente ni hacemos por resetear la mente ni renovar el cuerpo.
En este sentido, Lucía Liencres, fundadora del primer estudio de yoga online en español THECLASSyoga.com, destaca la importancia del yoga: “Esta disciplina aúna el poder de conectar cuerpo, mente y respiración. Y tanto el yoga como la meditación ayudan a trabajar las articulaciones y la fascia muscular, a ganar más flexibilidad y a relajar el cuerpo para tener un sueño más reparador y poder descansar mejor”.
El estrés y la ansiedad en muchas ocasiones son los principales responsables de nuestra falta de sueño. Y, en este caso, la meditación es un ejercicio mental perfecto para producir efectos calmantes en la mente y dejar a un lado estos síntomas y llevar la mente a un estado de paz, calma y serenidad interior, lo que la mayoría de nosotros buscamos en nuestros días ‘off’. Además, se ha descubierto a través de varios estudios que una meditación diaria de 15 minutos tiene los mismos efectos rejuvenecedores que un día de vacaciones.
Para lograrlo, Lucía Liencres, yogui y fundadora de THECLASSyoga.com, ofrece cinco consejos para multiplicar los beneficios de las vacaciones de verano:
- Elige el momento adecuado: es cierto que para algunos la idea de madrugar no entra en sus planes de ‘vacaciones’. Pero, de poder elegir, se recomienda practicar a primera hora de la mañana (o a última de la tarde), ya que son las horas en las que el calor es menos asfixiante. Como, además, no deberías comer al menos dos horas antes de practicar, una buena opción es regalarte una sesión de yoga nada más levantarte antes de desayunar (o de bajar al buffet del hotel). De esta forma, el resto del día estará libre para hacer cualquier actividad planificada y disfrutar de lo mejor del buffet sin que se acabe.
- Busca un sitio para ti: no a todos nos gusta practicar en los mismos lugares. Algunos prefieren en la playa, otros en la habitación o, incluso, en el bosque. Dependiendo de cuál sea el destino, podemos buscar el rincón que mejor se adapte y que transmita paz y tranquilidad. Solo tenemos que tener en cuenta que no sea muy ruidoso ni concurrido, lo que nos ayudará a concentrarnos mejor y a desconectar.
- Aléjate de todos los dispositivos electrónicos (teléfono, ordenador…): son unos minutos que nos dedicamos a nosotros mismos y que debemos disfrutar sin distracciones, llamadas o mensajes que lo único que provocan es que no salgamos de ese bucle de ansiedad y estrés que nos rodea a diario.
- Aprovecha las ventajas del entorno: normalmente, tenemos más difícil practicar yoga en entornos naturales o en espacios amplios y bonitos. Es importante que disfrutemos del paisaje que hayamos escogido y respirando aire fresco. Cuando meditemos, por ejemplo, podemos concentrarnos en el olor como factor de relajación (de dónde proviene: si huele a mar, si son las flores del jardín o de la terraza; si huele a croissant o a café recién hecho). Practica descalzo sobre la arena, el suelo de piedra o la hierba. Esto es algo que hará que conectes de inmediato con lo que te rodea.
- Cuida tu alimentación: sin hablar de ‘hacer dieta’ en verano, tenemos que cuidar lo que comemos. Si tenemos buffet en hotel será más sencillo, pues normalmente tienen una oferta amplia y variada de alimentos, pero si cocinamos o comemos fuera a diario, aprovechemos para pedir cosas que normalmente no encontramos en el supermercado o que nos da pereza cocinar. Antes de practicar yoga, optemos siempre por platos a base de verduras y frutas, lácteos, cereales integrales y frutos secos o semillas. Por el contrario, después de practicar yoga debemos reponer fuerzas, y podemos elegir platos con carbohidratos como pan integral, verduras, arroz o pasta integral, y frutas, así como huevos, pescado o carne si no eres vegetariano.
Aplicando estos consejos y con la práctica de yoga o de meditación, sin duda conseguiremos desconectar y relajarnos durante unos días, además de obtener muchos otros beneficios como:
- Despertar la mente y el cuerpo de forma gradual por las mañanas, o relajarlos por la tarde.
- Compartir tiempo en familia, amigos o pareja, si se decide practicar acompañado.
- Reducir el estrés y la ansiedad.
- Reforzar la confianza en uno mismo y aumentar la autoestima.
- Afrontar el día con energía y positividad.
- Mejorar la postura corporal.
- Mantenernos en forma.
- Ponernos morenos si decidimos practicar el yoga o la meditación al aire libre.
LAS MEJORES POSTURAS PARA MANTENER LA PRÁCTICA DEL YOGA EN VERANO
En cuanto a las posturas que podemos hacer si no tenemos una secuencia aprendida o práctica regular, Lucía Liencres destaca que “el saludo al sol es un ejercicio dinámico (o vinyasa) de 12 posturas realizadas como un solo ejercicio continuo en el que se combina el movimiento con la respiración. Muy útil como ejercicio de cardio, sobre todo si efectúan varias repeticiones”. Otras asanas que recomiendan desde TheClassYoga.com para fortalecer y trabajar el equilibrio o la flexibilidad son:
- Postura del árbol (piernas y brazos):
- Enraízate al suelo: de pie, desde la postura de la montaña, enraízate al suelo con tus pies, toma consciencia del lugar en el que te encuentras y respira.
- Deja que tu peso vaya a una pierna: poco a poco ve llevando todo tu peso al pie derecho
y mantén presente, de nuevo, el enraizamiento del pie que permanece en el suelo. - Eleva el pie y colócalo sobre la ingle contraria: la pierna que está en el suelo se mantiene firme; poco a poco ve doblando tu rodilla izquierda y apoya el pie en la ingle contraria.
- Parivrtta trikonasana o triángulo extendido en torsión (piernas y brazos)
- Siéntate en la esterilla con las piernas separadas y las plantas de los pies en paralelo.
- Coloca el pie del lado hacia el que vayas a hacer la postura (por ejemplo, derecho) mirando al frente, y el de detrás (izquierdo) no lo muevas.
- Inhala, fija bien los pies en el suelo y, desde ahí, gira tu cadera hacia la pierna de delante (derecha).
- Exhala y lleva tu tronco hacia delante, desde las caderas, situando tu brazo izquierdo justo
al lado del tobillo derecho, mientras el brazo izquierdo apunta hacia el cielo. Si no llegas, puedes colocarte un bloque en suelo o flexionar la pierna de delante. - Una vez aquí, mantén la postura unas 5 respiraciones, aproximadamente.
- Postura de la cobra (brazos, hombros y glúteos):
- Túmbate boca abajo con las piernas estiradas y los pies juntos, apoyando los empeines en la esterilla.
- Coloca las manos a ambos lados del cuerpo, justo debajo de los hombros, con las palmas firmes en el suelo y los dedos apuntando hacia delante. La frente está apoyada en el suelo.
- Al inhalar, levanta ligeramente la cabeza y el pecho; este está abierto y los brazos queden ligeramente flexionados.
- Coloca los hombros lejos de las orejas y los codos pegados al cuerpo, nunca separados. Los empeines, los muslos y la pelvis se mantienen apoyados en el suelo y las piernas están firmes.
- Mantén la posición durante varias respiraciones, inhala y exhala profundamente.