En la actualidad la ciencia ha logrado reducir la posibilidad de sufrir varios tipos de enfermedades mortales. Sin embargo ¿cómo es posible que no hayamos conseguido un éxito similar con el cáncer?
Las células enfermas necesitan comer más que las sanas, por lo que es posible ayudar a prevenir o vencer estas enfermedades tumorales haciendo que las células cancerígenas se mueran de hambre a partir de una estrategia de ayuno controlado, según explican las expertas de MiAyuno Alejandra Menassa de Lucia, Médico Internista y Psicoanalista y Cristina Bellido, dietista-nutricionista & PNI.
El cáncer es la primera causa de mortalidad a nivel mundial, se le atribuyen 10 millones en 2020. Estas cifras seguirán creciendo y se prevé que las muertes por cáncer en todo el planeta superen los 11 millones en 2030. Y es que, a pesar de los avances de la ciencia, casi una de cada dos personas corre hoy el riesgo de enfermar de cáncer.
El segundo factor de muertes más importante está relacionado con las enfermedades cardiovasculares por culpa de la demonización de las grasas y el gran consumo de azúcar. De hecho, es otra causa de muerte que podría disminuir mucho gracias a la práctica del ayuno prolongado bajo supervisión médica.
La respuesta la encontramos en el hecho de que los tumores son enormemente complejos y son diferentes unos de otros; pero tienen algo en común están formados por células que no siguen un desarrollo predecible. Sin embargo, todos tienen un elemento en común: están formados por células rebeldes que consumen mucha más glucosa que las sanas, sobre todo si se atacan con terapias convencionales. Por lo que, ayudar a prevenir o vencer las enfermedades tumorales es posible haciendo que las células cancerígenas se “mueran de hambre” a través de una pauta de ayuno controlado, tal y como señala Alejandra Menassa de Lucia, Médico Internista y Psicoanalista en MiAyuno.
Dietas de alto riesgo y alimentos protectores
La transformación de una célula normal a una tumoral interacciona entre los factores genéticos y agentes externos, como los carcinógenos físicos (radiaciones ultravioletas, radiación ionizante). Carcinógenos químicos (amianto, componentes del humo del tabaco, aflatoxinas (contaminantes de los alimentos), arsénico. Carcinógenos biológicos (virus). Y el envejecimiento o la dieta (nitratos, nitritos, nitrosaminas, poca fibra, alta ingesta de grasa, déficit en vitamina A, C, E) y el alcohol, especialmente cuando se combina con el tabaco, muy común en cuello, boca.
Por lo que, nuestra dieta y el estilo de vida podría representar un 35% de fallecimientos por cáncer, según la Sociedad Española de Oncología Médica. Y es que, en la alimentación actualmente se utilizan 2500 compuestos diferentes en el procesamiento industrial de los alimentos, como colorantes; emulsionantes; estabilizadores; o antioxidantes, sin olvidar cómo se ha manipulado cada alimento. Entre las dietas de alto riesgo se encuentra el consumo de carnes rojas procesadas (se asocian con el cáncer de colon, aunque es cierto, pero habría que comer muchísima cantidad), alimentos salados y cáncer gástrico, riesgo asociado a consumo de grasa animal (cáncer de mama (controversia), colon, recto, endometrio, ovario, y próstata. Hay que tener en cuenta que también hay otros factores asociados, tabaco, alcohol, obesidad, la obesidad está relacionada con el cáncer. En el lado opuesto, el consumo elevado de vegetales, fruta fresca y fibra tienen un efecto protector para prevenir algunos tipos de cáncer.
Riesgo asociado a la obesidad
Aproximadamente el 5% de los cánceres en Europa son atribuidos a la obesidad. Como el cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas el colo-rectal, el de riñón, endometrio y adenocarcinoma de esófago.
Cáncer y quimioterapia. Beneficios del ayuno
Existen estudios sobre el ayuno aplicado a enfermedades, como los desarrollados por el bioquímico Valter Longo, que demuestran que la quimioterapia es más efectiva cuando se ayuna y además que el ayuno protege a las células sanas. Asimismo, se observa que el sistema inmune se veía fortalecido con el ayuno tanto en ratones, como en otros animales superiores y en el ser humano.
El ayuno se suele realizar uno o dos días antes de la quimioterapia y el día de la quimioterapia. Cuando estamos en ayunas durante 48h los genes de las células cambian su expresión, en especial los genes implicados en crecimiento, nutrición, multiplicación. Con el ayuno maximizamos el trabajo sobre las cancerosas y minimizamos sobre las sanas. Es necesario tener en cuenta que la célula cancerosa consume 18 veces más glucosa que la célula sana, por ello necesita un entorno con abundante glucosa y IGF-1.
“Con el ayuno conseguimos que el organismo descanse y se libere de los esfuerzos digestivos, mecánicos, secretores y nerviosos con los que habitualmente gestiona la ingesta de alimentos.
Cuando ayunamos el cuerpo reutiliza los excedentes de energía a favor de la salud, ahorrando energía dedicándola a procesos de limpieza, eliminación y excreción, así como la reparación de tejidos y reajuste metabólico”, añade Cristina Bellido Ortega, dietista-nutricionista & PNI en MiAyuno.
¿Qué sucede cuando ayunamos?
Cuando el cuerpo no dispone de la suficiente glucosa para las células pasamos a utilizar las reservas, las fases serían las siguientes: presencia de aumento de formación de reservas, fase post-absorción 6- 24h baja insulina y aumenta glucagón, a las 24-48h se gesta la gluconeogénesis aminoácidos y glicerol, entramos en cetosis en 1 a 3 días después del inicio y cuando pasan más de 5 días pasamos a la fase de conservación proteica.
La respuesta fisiológica-hormonal del organismo ante el ayuno
El ayuno es el tratamiento más contundente para reducir los niveles de insulina desde hace décadas y ayunar regularmente ha demostrado una gran herramienta para mejorar la sensibilidad a la insulina.
Al descender los niveles de insulina baja la retención de líquidos y sodio mejorando así la tensión arterial y la inflamación. Como respuesta hormonal ante el ayuno (de 5 días) la hormona del crecimiento dobla su secreción, su principal objetivo es la conservación de los tejidos, promueve la movilización de las reservas de grasa, ayuda a conservar la musculatura y la densidad ósea. Su producción desciende con la edad.
Como respuesta fisiológica-hormonal ante el ayuno a las 24h aumenta la adrenalina, a las 48h de ayuno aumentan un 3,6 % el metabolismo basal y su producción también desciende con la edad. En un ayuno de 4 días se ha observado una respuesta de un aumento del 14% en el metabolismo basal. En cuanto a los electrolitos, los niveles de calcio, fósforo y magnesio se mantienen estables durante el ayuno y los niveles de potasio descienden sin pasar por debajo de los valores normales.
Parece que hay investigaciones significativas que indican una caída dramática en la inflamación, mejoras en la señal de la insulina y casi un reset total de la función inmune en ayunos de 3 a 5 días. Las células anormales o pre cancerígenas parecen ser empujadas hacia la apoptosis o la muerte celular, que selecciona los tipos celulares sanos. En total, esto describe un proceso que debería revertir muchos de los síntomas del envejecimiento, mediante la reducción de los procesos que parecen participar en la autoinmunidad y el cáncer, según Roob Wolf, investigador bioquímico, autor de “Paleo Solution”.
Sin embargo, desde MiAyuno insisten en que un enfermo de cáncer debe estar bajo supervisión médica y que cualquier actuación que quiera realizar debe estar en consenso y dirigido por su equipo médico.
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