El cambio climático sigue siendo uno de los mayores retos estructurales de nuestra era, con eventos meteorológicos extremos que impactan comunidades y economías en todo el mundo. “La necesidad de mitigar sus efectos al tiempo que se implementan estrategias de adaptación ha llevado a la comunidad internacional a adoptar enfoques innovadores”, señalan los expertos de EALDE Business School en su informe anual ‘EALDE Global ESG Risk Analysis 2025: Tendencias y Oportunidades’.
Ante esta realidad, el concepto de ‘build back better’, promovido por Naciones Unidas (ONU) para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), tras el tsunami del Océano Índico en 2004, resurge como un enfoque esencial.
Según Luis Fructoso, geólogo en gestión ambiental y profesor de EALDE Business School, “este enfoque plantea que los procesos de reconstrucción tras un desastre deben priorizar no solo la restauración, sino también la mejora de las infraestructuras y comunidades afectadas, incrementando su resiliencia frente a futuros eventos extremos”.
Este experto destaca que este concepto no solo es aplicable a la reconstrucción tras desastres naturales, sino también a la planificación y el desarrollo urbano en un contexto de cambio climático.
Luis Fructoso mantiene que “integrar la resiliencia desde el diseño inicial de infraestructuras y políticas públicas permite reducir la exposición al riesgo y fomentar un desarrollo sostenible a largo plazo”. Esto incluye soluciones basadas en la naturaleza, como la restauración de ecosistemas costeros para mitigar el impacto de huracanes o el uso de zonas verdes urbanas para combatir el efecto de isla de calor en las ciudades.
DECONSTRUCCIÓN Y SOLUCIONES MÁS RESILIENTES Y SOSTENIBLES

Otro aspecto relevante es el concepto de deconstrucción, que Luis Fructuoso introduce como “una herramienta para corregir errores históricos en la planificación urbana y reducir la exposición al riesgo”.
Para EALDE Business School, este enfoque implica “desmantelar infraestructuras obsoletas o peligrosas para reemplazarlas con soluciones más resilientes y sostenibles”. Aunque estas acciones pueden generar resistencias iniciales, representan una inversión estratégica para reducir costos futuros asociados a desastres y aumentar la seguridad de las comunidades.
COOPERACIÓN INTERNACIONAL: ESTRATEGIAS DE MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN
En este escenario, el experto enfatiza la importancia de la cooperación internacional en la implementación de estrategias de mitigación y adaptación: “La transferencia de tecnología, el acceso a financiamiento climático y el intercambio de mejores prácticas son fundamentales para cerrar las brechas entre países desarrollados y en desarrollo”.
En este sentido, Luis Fructoso destaca iniciativas como el Fondo Verde para el Clima, que proporciona recursos para proyectos de resiliencia en países vulnerables, y programas de cooperación técnica, que ayudan a adaptar tecnologías avanzadas a contextos locales.
Por todo esto, para EALDE Business School, la mitigación y adaptación al cambio climático no solo son un desafío técnico, sino también una oportunidad para transformar la relación entre las comunidades y su entorno: “Aplicar principios como el ‘build back better’ de manera integral puede marcar la diferencia entre repetir errores del pasado o construir un futuro más seguro y equitativo”.




