Valores éticos, económicos y ecológicos, son los tres imprescindibles que deben estar detrás de un diseño para que sea considerado sostenible, y todo empieza con el diseñador industrial. “En este profesional y su buen ejercicio está el origen de cualquier diseño sostenible”, explica Leire Pérez, socia fundadora de la agencia de diseño de producto Gauzak. De hecho, aclara, “un diseño industrial tiene que ser de por sí lo más sostenible posible. El diseñador industrial como profesional debe buscar la sostenibilidad en cada proyecto. Es un ejercicio que lo lleva implícito”.
Diseño sostenible: de la idea al mercado
En un diseño sostenible se tienen en cuenta todos los procesos, desde que se diseña hasta que se pone a la venta, pasando por su fabricación y distribución. Además, cumple con unas características físicas, económicas y medioambientales específicas, y el principal beneficiario de este tipo de diseño es el conjunto de la sociedad, no solo el responsable de ponerlo en el mercado.
“No sirve de nada ser muy sostenible sobre el papel, si esto no se traslada al proceso de producción y venta. La responsabilidad ética y medioambiental debe extenderse a todas las fases de creación, fabricación y puesta en el mercado”, advierte la socia de Gauzak, que cree que los criterios y responsabilidad sobre la sostenibilidad de un producto deben ser compartidos por el diseñador industrial, la empresa o fabricante, y el consumidor final.
Ventajas del diseño sostenible
Para la empresa, el diseño sostenible redunda en muchas ocasiones en ahorro económico, gracias a que su producto es más fácil de fabricar, embalar, enviar y reciclar. El proceso de diseñar de forma sostenible implica un estudio minucioso de la fabricación, para conseguir que sea lo más efectiva y respetuosa. Un buen diseño industrial, con un buen estudio de la metodología y de la técnica de fabricación, cumplirá con criterios de sostenibilidad.
Así, cuando se diseña un producto sostenible se tiene en cuenta cómo se trabaja en el momento de la producción, lo que permite proponer sistemas de fabricación y montaje que necesitan menos recursos y contaminan menos. El packaging o la forma en la que se transportan estos productos también se estudia durante el diseño, lo que permite buscar métodos de embalaje y envío que reducen costes y emisiones de CO2. Y si además pensamos en cómo ese objeto se degrada o se puede reciclar, y se hace con materiales lo más respetuosos posible y generando menos residuos, se consigue afinar el proceso de diseño sostenible.
El diseño sostenible también implica una mejor reputación de su imagen de marca, un valor intangible para cualquier empresa, ya que los productos sostenibles generan una mayor acogida y confianza entre los consumidores. Por último, ofrece un mayor descanso, un aporte de tranquilidad, de conciencia limpia que influye de forma positiva tanto en el empresario como en el consumidor. “Una de las cosas que hay que comprender es que puede que no lleguemos a tener el producto más sostenible del planeta, pero sí que podemos intentarlo”, insisten desde la agencia Gauzak.
Diseño sostenible al alcance de todos
Aunque la inversión inicial lo sea, un diseño sostenible no tiene por qué ser más caro. Dependiendo de los materiales y fabricación, se puede aumentar el coste inicial, pero para que un producto sea considerado sostenible, el conjunto de los costes empresariales también debe serlo, con lo cual todo el proceso debe tener en cuenta que al final esa inversión sea vea compensada.
Se trata de encontrar el equilibrio entre todas las partidas: sueldo y condiciones de los trabajadores, eficacia en la fabricación, ahorro de recursos materiales, generación mínima de residuos reciclables o biodegradables, uso de materiales no contaminantes, transporte responsable… La precisión con la que se consiga la sostenibilidad, eficacia y ahorro en cada una de estas partidas, marcará la inversión final, y si la puesta es realmente sostenible, implicará sí o sí un ahorro. Y si el estudio previo y el diseño está bien hecho, el resultado final comportará un ahorro significativo para la empresa o marca que ponga en el mercado ese diseño. Todas las personas implicadas en el proyecto ganan desde diferentes perspectivas: económica, física y mentalmente. Este es el fin último de apostar por el diseño sostenible como herramienta básica.
En definitiva, concluye Leire Pérez, socia fundadora de Gauzak, la industria está preparada para procesar estos nuevos diseños basados en la sostenibilidad. Es más, cualquier empresa que quiera puede hacer diseño sostenible.
Gauzak, el diseño como herramienta para la innovación y la sostenibilidad
Fundada en 2011, Gauzak es una agencia de diseño de producto. Su trabajo abarca sectores muy variados, como el hábitat, mobiliario e iluminación, así como productos deportivos o los brand-objects. Entre sus clientes se encuentran empresas nacionales e internacionales, como Mahou, San Miguel, Prandina, Laken o Alutec.
Más información en https://www.gauzak.com/